[COLUMNA] Reducir para resistir: la urgencia de repensar los costos en un mundo incierto
Por Felipe Orrego - Gerente de Proyectos Vinson Consulting
Llevo 8 años en el mundo de la consultoría y esto me ha permitido entender cómo, en tiempos de crisis, existen herramientas claves que marcan la diferencia entre empresas que prosperan, sobreviven o retroceden. Una de ellas es la capacidad de ejecutar presupuestos robustos, diseñados estratégicamente para frenar las pérdidas y orientar los recursos hacia lo verdaderamente prioritario.
El contexto económico global actual presenta una tormenta casi perfecta para las empresas. La desaceleración del crecimiento en las principales economías, la persistencia de tensiones geopolíticas, el alza en los costos de financiamiento y una inflación que aún no logra controlarse del todo, conforman un escenario marcado por la incertidumbre. Las proyecciones para este segundo semestre del año no son alentadoras: si bien algunos países muestran señales de recuperación, la fragilidad del sistema global sigue latente.
En este entorno, las empresas ya no pueden darse el lujo de operar como lo hacían antes. La eficiencia dejó de ser una ventaja competitiva para convertirse en una condición de base que toda empresa debe cumplir. La reducción de costos, que en otros contextos podría haberse leído como una señal de debilidad o una medida táctica, hoy debe asumirse como una necesidad estratégica.
Pero reducir no significa recortar sin criterio. El verdadero desafío está en identificar qué gastos son prescindibles sin afectar la capacidad de la organización para operar ni su potencial de crecimiento futuro. Es hora de abandonar el modelo de crecimiento basado únicamente en expansión y volumen, y avanzar hacia uno más sofisticado, donde se prioricen la resiliencia, la adaptabilidad y el foco.
En este proceso, el Presupuesto Base Cero (ZBB) surge como una herramienta útil. A diferencia del enfoque tradicional, que parte del presupuesto del año anterior como base para proyectar el siguiente, el ZBB obliga a justificar cada peso desde cero. Esta metodología no solo permite abordar de manera directa el impacto económico entre un año y otro, sino que también sensibiliza a las personas dentro de la organización, ya que las involucra activamente en el análisis y priorización del gasto. Se trata de un cambio cultural profundo que promueve la responsabilidad compartida y la toma de decisiones más consciente.
Además, el ZBB no tiene por qué aplicarse en toda la organización de manera simultánea. Puede implementarse de forma parcelada, en áreas críticas o donde exista mayor incertidumbre presupuestaria, permitiendo así una transición más controlada y efectiva.
La crisis actual no admite ambigüedades. O las empresas toman decisiones valientes hoy o quedarán fuera del mercado mañana. Y aunque el camino de la eficiencia puede parecer duro, es también el que permite construir organizaciones más sostenibles, más conscientes y mejor preparadas para enfrentar los vaivenes de un mundo cambiante.
En tiempos turbulentos, quienes logran navegar no son los más grandes, sino los más livianos y ágiles. Y en esa ligereza, la reducción estratégica de costos —con herramientas como el ZBB— juega un rol protagónico.
Profundiza este tema en el documento “Presupuesto base cero: ¿Cómo lograr hasta un 25% de reducción de gastos?